Magda, quién no necesita presentación, por su quehacer en estas páginas, este mes nos obsequia con un relato que estamos seguros les atrapará, desde el principio.
¿La acompañamos en estas vacaciones?
UNAS VACACIONES INGLESAS
La casa era preciosa, muy al estilo inglés, de esas casitas que parecen sacadas de un cuento de Beatrix Potter. Acogedora por dentro, con cristales esmerilados en las ventanas de la cocina y del cuarto de baño en los cuales se representaban dibujos coloreados de flores y mariposas y unos visillos de encaje que intensificaban más, si cabe, aquel aspecto de casita de cuento.
Me sentía feliz cuando llegué a casa de mi amiga en las afueras de M.K., una ciudad que se encuentra a unos 80 km. al Noroeste de Londres. Tenía una preciosa cocina de medida adecuada, un baño, un salón al que se llegaba por un pasillo y dos dormitorios; el pequeño daba a la parte delantera de la casa desde cuya ventana se veía la calle y desde el más grande, situado en la parte posterior, se divisaba un prado de césped bien cuidado por donde se podían ver ardillas curiosas, urracas, mirlos y estorninos que por las noches usaban unos arbustos como dormidero en donde dejaban oír un guirigay de trinos hasta que la bandada se reunía para guardar el silencio de la noche.